16. CONCLUSIÓN: ¿A DÓNDE VAN LOS DEÁNDAR?

Vicente Fox tiene la palabra

El misticismo cósmico, según sus doctrinarios, es una ley que gobierna la vida del hombre, señalando en su tradición milenaria que representa el vínculo de la tierra con el cielo, y quienes están en medio de los dos, son seres indudablemente cósmicos.

Los que han incursionado en esta enseñanza, ciencia o sabiduría, exponen que el propósito de inducción hacia los iniciados es que busquen el camino de la armonía, paz y salvación en los límites de la normalidad. Por ello no se entiende a Juana de Arco -como se hace llamar Ninfa entre los cósmicos- que en lugar de buscar armonía, atiza la pugna; en vez de encontrar la paz, incita a la ruptura y la violencia, y al final de su caso, sin intentar la salvación, se queja de su hundimiento moral; todo esto en un marco de acciones anormales.

Si cree la editora que el sentirse el ombligo cósmico es convertirse en rectora de miles de neolaredsenses, incurre en la misma equivocación a la que ha arrastrado a muchos incautos. Por otra parte, el tener Nuevo Laredo a unos enfermos al frente de una empresa relacionada con la comunicación, se corre el riesgo de que la ciudad sufra las consecuencias y trastornos por los efectos de la desinformación y los choques emocionales de estas personas: los Deándar.

La herencia familiar de los Deándar es difícil de frenar. Mientras la raíz del árbol genealógico siga expandiéndose por este suelo fronterizo y sus ramas como hiedra maligna o tumor canceroso tiendan a cubrir esta ciudad, el progreso y el desarrollo de la misma se verá afectado por sus informaciones ya intolerables.

Si no se pone un alto a los Deándar, si no hay nadie que detenga sus locuras, como es el apoderarse de la presidencia municipal y si no se desinfecta el camino de bacterias que van dejando a su paso, el destino de Nuevo Laredo seguirá estando en sus manos.

Ante todo esto Vicente Fox tiene la palabra.