A Ninfa le Fallaron los Narcos
El inesperado progreso de El Mañana y La Tarde de Nuevo Laredo, y El Mañana y La Tarde de Reynosa, rotativos que por muchos años atrás habían sido rentados y manejados por distintas personas debido a su insolvencia económica y enredos financieros de su fundador Heriberto Deándar Amador, de repente fueron transformados y tomaron fuerza en la década de los ochentas, precisamente cuando Ninfa y Heriberto Deándar Martínez hicieron y cimentaron sus contactos externos y diversos.
En esos años muchos sabían de dónde procedía y provenía el dinero. Pero nadie, lógico, se atrevía a decirlo, pues eran tiempos de mafias intocables, de "cuernos de chivo" en acción, de protecciones descaradas, de conexiones subterfugias, verdades que todos conocían y que eran murallas para que la alta sociedad les cerrara a los Deándar las puertas, tuvieron que esperar a que la misma "high society" se involucrara en ese nefasto mundo, para que poco a poco ingresaran por la puerta grande.
Las riquezas de los hermanos Deándar se agrandaron con la amistad íntima de Ninfa y Carlos Aguilar Garza, y su hermano Heriberto con Guillermo González Calderoni. El entonces Coordinador Regional de la Zona Noreste de la PGR, les mostró ese mundo en donde el dinero se toma a puños con tan sólo guardar silencio, pero con los Deándar todo se hacía en forma descarada y rimbombante, hasta que en julio y agosto de 1993 tanto la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, como la Procuraduría General de la República, decidieron incursionar en los cuatro periódicos fronterizos para auditar sus cuentas y de paso, investigar a sus propietarios.
El primero en caer en las manos de los contadores de la Administración General de Auditoría Fiscal Federal de la SHyCP, fue Heriberto Deándar Martínez. La fecha: 7 de julio de 1993.
La auditoría practicada en los libros contables de El Mañana y La Tarde de Reynosa correspondiente al ejercicio fiscal del primero de enero al 31 de diciembre de 1991, señaló que Heriberto había incurrido en una evasión al declarar ingresos menores a los que realmente había obtenido por la venta de publicidad y ejemplares de periódicos; amén de que no justificaba la opulencia desplegada de la cual hacía alarde ante propios y extraños.
El monto, de acuerdo al dictamen de la Administración General de Auditoría Fiscal Federal, fue de 976 millones 580 mil "viejos" pesos, por lo cual se le consideró penalmente responsable de la comisión de un delito de carácter fiscal.
Ante esta situación, el procurador fiscal federal formuló la querella contra Heriberto Deándar Martínez en su carácter de gerente de Editora Demar S.A. de C.V. el 28 de julio de ese mismo año. Por su parte el acusado decidió presentar una declaración de corrección fiscal aceptando tácitamente con ello el no haber pagado impuestos correspondientes a 1991.
Esta evasión fiscal fue incluida en el expediente de la Procuraduría General de la República relacionada con la averiguación previa AEMPF/011/93 instruida, junto con otros cinco delitos de orden federal, a Heriberto Deándar Martínez, propietario de los dos periódicos mencionados.
Días después, el primero de agosto, los auditores se trasladaron a Nuevo Laredo, y al igual que en Reynosa, iniciaron sus labores de revisión de los libros de El Mañana y La Tarde, pero no tan sólo los correspondientes a 1991, sino también de 1992.
La nota informativa de El Universal del 5 de agosto de 1993 señalaba:
"Auditores de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP) y peritos contables de la Procuraduría General de la República (PGR) iniciaron una auditoría a la empresa periodística Editora Argos que edita los periódicos El Mañana y La Tarde de Nuevo Laredo.
Detallaba la información:
"La Administración General de Auditoría Fiscal Federal inició sus acciones a las 14:45 horas del pasado martes, según una nota periodística publicada hoy en la sección de Locales del periódico El Mañana de Nuevo Laredo, firmada por su subdirector, Mariano Almanza (...) Se informó que el personal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y PGR habían llegado una semana antes, en un vuelo especial de la Procuraduría General de la República, para realizar la investigación a la empresa periodística, propiedad de la señora Ninfa Deándar Martínez.
Concluía:
"La incertidumbre entre el personal de esa casa editora se apoderó al trascender la auditoría fiscal, ya que la única información que poseen al respecto es la publicada por su propio diario".
La cuantía de esa auditoría fue en el orden de dos mil millones de "viejos" pesos. Una de las primeras medidas dictadas por Ninfa Deándar Martínez para recuperar lo perdido, fue el de frenar los aumentos salariales a los trabajadores de los periódicos y, por supuesto, un despido programado.
Otros recursos, los más afines, fue aumentar las tarifas de los espacios y el valor de los ejemplares, aparte de solicitar subsidios adelantados al gobierno municipal, dinero que percibía para no denunciar las irregularidades de carácter funcional.
Las nostálgicas reuniones con los alcaldes de administraciones pasadas, en donde los invitados a la casa de Ninfa tenían que aportar a la charola un cheque de 50 millones de "viejos" pesos habían pasado a la historia con Horacio Garza Garza, presidente municipal que en un principio la colmó de billetes y que después se le enfrentó no solamente de manera indirecta, sino de frente y con público de por medio, todo ello porque el munícipe no aceptó la petición de mil 200 millones de "viejos" pesos que le exigía en el último año de su primer mandato
(1995).
Así, para abril de 1995, El Mañana registró en sus movimientos económicos una pérdida de 70 millones de "viejos" pesos, que aunque era una ínfima cantidad, si se toma en cuenta la habilidad de la editora para obtener dinero con facilidad, no dejaba de ser una pérdida.
El golpe que los Deándar recibieron por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ameritaba en toda causa una venganza contra el entonces titular Pedro Aspe Armella y todos aquellos que se significaban en alguna forma con el presidente Salinas. Quien estuvo siempre cerca de la mira y por ser parte del estado en que operaban sus rotativos, como los de Heriberto, fue Manuel Cavazos Lerma y hacia él fueron dirigidos primordialmente sus cañones de ataque a base de periodicazos, labor de la cual no ha descansado a la fecha, aun cuando MCL ya no es gobernador de la entidad.
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