EL EXPEDIENTE
Ninfa María Deándar Martínez nació en Nuevo Laredo el 16 de noviembre de 1940. De acuerdo a los datos aportados por ella misma a los representantes del Gobierno Federal, su infancia estuvo llena de limitaciones económicas que se prolongaron hasta el año de 1947 cuando su padre fue designado presidente de la Junta de Administración Civil a raíz de la desaparición de los poderes estatales a cuyo frente estaba el licenciado Hugo Pedro González Lugo; en ese entonces Heriberto Deándar Amador sustituyó al ingeniero Jesús M. García en el principal cargo de la ciudad.
A partir de 1948, la situación económica de los Deándar Martínez mejoró de manera notable aunque discreta, El Mañana, señala un informe del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, que no utiliza papel membretado por ser documentación de apoyo, "era considerado un pasquín que sólo tenía como objetivo el chantajear a la familia Longoria y difamar a otros miembros de la sociedad de Nuevo Laredo".
"En 1946 –señala el informe elaborado en julio de 1995- Ninfa Deándar ingresó al Colegio América para sus estudios primarios y posteriormente fue inscrita en el colegio para monjas Hermanas Ursulinas de Laredo, Texas, para proseguir sus estudios preparatorianos en el Laredo Junior College.
"En 1962 se inscribe en la universidad privada Labastida de Monterrey, Nuevo León, con la finalidad de cursar la carrera de Administración de Empresas, la cual no concluye, pues el año siguiente, en 1963, ingresa a la Facultad de Comercio de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuyos estudios no termina optando por regresarse a Nuevo Laredo.
"En 1965 se inicia en el periodismo como jefa de redacción en El Mañana, justo en los días en que se encontraba en bancarrota y con gran acumulamiento de deudas.
"Al fallecer Heriberto Deándar Amador en 1968, Ninfa se hace cargo de la dirección de El Mañana, sin embargo el periódico no levanta hasta que traba amistad con el licenciado Jorge de la Vega Domínguez, entonces director general de Conasupo.
"De la Vega Domínguez le sirve de contacto con el influyente político Fausto Loredo Zapata y otros políticos cercanos a Luis Echeverría Álvarez. Son años en que El Mañana inicia su etapa de recuperación.
Se compra nueva maquinaria y se contratan reporteros y directores, pero una explosión de gas, que Ninfa maneja como un atentado dinamitero de parte del Gobierno Federal, señalando que fue para acallar su línea editorial e informativa, logra ganar lectores e influencias.
"Ya instalado en el poder municipal el parmista Carlos Enrique Cantú Rosas, Ninfa estrecha su amistad al segundo año de la administración (1976), misma que se ha prolongado hasta la fecha, incluso rechaza en varias ocasiones el ofrecimiento de ser candidata a la presidencia municipal por el PARM, misma que acepta el empresario Lauro Luis Longoria.
"En 1976, durante el festejo del Día de la Libertad de Expresión, Ninfa Deándar es invitada especial a la ceremonia y es colocada a la derecha del presidente Echeverría Álvarez llamando no tan solo la atención de los periodistas nacionales y editores, sino de encumbrados políticos. En ese año Ninfa inicia una relación muy estrecha con el escritor Mauricio González de la Garza en la que ambos obtienen ventajas, pues diseñan campañas de chantaje a los alcaldes de Nuevo Laredo. Esta relación de Ninfa con Mauricio trajo más ventajas para la editora, pues con la intermediación del escritor neolaredense conoció al licenciado Luis Donaldo Colosio Murrieta y Jorge Carpizo MacGregor cuando éste fue titular de la Procuraduría General de la República.
"En el sexenio presidencial pasado, la amistad de Ninfa y Mauricio acabó de forma dramática, pues este último acusó a la primera de haberlo vendido con el gobernador Manuel Cavazos Lerma por 176 mil dólares (Mauricio en una de sus columnas manejó la cifra de 150 mil dólares). Ninfa le cerró el espacio en su periódico y Mauricio se fue a escribir a El Diario.
Antes de morir el escritor, tanto Ninfa como Mauricio se habían reconciliado; pero los ataques entre ellos no dejaron de manchar las investiduras que ellos creían pulcras.
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